martes, 29 de abril de 2008

El país de la chapuza

Ahora comprendo la cara de descojono y la parsimonia del ministro de Sanidad a la hora de explicar el otro día en rueda de prensa “el caso del aceite de girasol”, debería de caérsele la cara de vergüenza, y en vez de eso se ríe el condenao. Resulta que gracias a los franceses, en España el Ministerio de Sanidad se entera de que el aceite que compramos a Ucrania es el que le echan a los motores, por decir algo. Francia sí cumple sus deberes y analiza todas las partidas de productos que entran por sus fronteras, en cambio en el país de la pandereta sólo una partida de veinte que entraron por nuestras fronteras de este aceite se analizó. Y nos enteramos porque los propios Técnicos del Ministerio lo han denunciado, le elchan el muerto a la Agencia Tributaria que es la competente, y por lo visto solo se dedican a recaudar. Lo curioso del tema es que en Francia vieron los lotes y los paralizaron sin crear alarma social, en cambio aquí ya nos hemos bebido el aceite y Dios sabe cuantas cosas, se ha armado la de siempre y aún sale el ministro riéndose diciendo que no hay riesgo.